La historia de don Orlando Giraldo Uribe, un santandereano radicado en Barranquilla hace 50 años, es de no creer.

Hoy, está en silla de ruedas, no habla, sufre de artrosis, diabetes, problemas cardíacos y hace dos años le dio una isquemia.

El adulto mayor es un hombre de 72 años de edad que por su condición de invalidez está pensionado hace 20 años. 

Sin embargo, este derecho le está siendo violado por el sistema de salud, pues Adress lo da por fallecido desde el 17 de abril pasado. La entidad informó que la Nueva EPS le había suministrado esa confirmación.

Su esposa Ledys Díaz alcanzó a cobrarle la mesada de abril, pero en mayo comenzaron las dificultades.

"Mi esposo desde el mes de abril aparece fallecido en la Nueva EPS y en Colpensiones y desde el mes de mayo no le pagan su mesada", dijo.

Agrega que don Orlando  está muy enfermo. “Está operado de corazón abierto. Es diabético y le dio una isquemia a raíz de todas estas cuestiones. Necesito ayuda para que me lo pasen de fallecido a vivo. Para que me le puedan pagar sus mesadas y le den los medicamentos. Los medicamentos no Pos no se los dan. No les dan paños, crema". 

Doña Ledys ha llevado en silla de ruedas a su esposo a la Nueva EPS,  a Colpensiones pero nada ha surtido efecto.

El adulto mayor recibe atención primaria en salud, pero la asistencia (medicamentos y suministros), “no se los dan porque aparece fallecido. Nosotros queremos demostrar que el señor  está vivo. Aquí lo tengo", contó al lado de su esposo.

Para ella ha sido un baile del indio y según deuncia, las dos entidades, Adress y Nueva EPS, “se tiran la pelotica”.

"Yo llamé a Adress y Adress me dice que la Nueva EPS tiene que mandar un comunicado. Que el señor está vivo. Porque el señor aparece muerto en Adress. Y ellos me dicen que hasta que ellos no le manden ese comunicado ni le van a pagar la pensión. Entonces estamos esperando a la Nueva EPS. Yo voy a la Nueva EPS y no me responden nada. Me dicen que ellos no pueden hacer nada".

La angustiada esposa también ha pedido la intervención de la Superintendencia de Salud y de la Procuraduría, pero hasta ahora, nada ha sido efectivo. Mientras tanto la precaria salud de don Orlando sigue agravándose.